Efectivamente, subimos al monte para aprovechar las hermosas vistas a La Loma y el Cerro Monteagudo de Bedmar, pero sobre todo para adentrarnos en la exploración espeleológica de varias cavidades situadas en lo alto del cerro, formado por potentes paquetes de calizas mesozoicas, un terreno ideal para el desarrollo de cavidades y simas de origen kárstico.
Comenzamos la actividad José Luis, Alejandro, Aben y Eduardo. Poco antes del mediodía se incorporó Sergio. Durante la salida se geolocalizaron cinco cavidades para el Proyecto Sierra Mágina, todas ubicadas en el monte Aznaitín, dentro del término municipal de Albanchez de Mágina.
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Iniciamos la jornada a las 9:00 h con la intención de topografiar la Cueva del Tío Malverano y valorar el descenso a una sima situada en la base del monte.
Llegamos primero a la Sima Mena, donde dejamos el material para descenderla a la vuelta.
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A continuación, ascendimos por el escarpado rodadero en busca de la Cueva del Tío Malverano. Antes de llegar, nos encontramos una cavidad que ha sido denominada Cueva de la Cabra debido a que en su interior hallamos una cabra completa, aún con la piel intacta. La cavidad fue explorada y, aunque presentaba corriente de aire, la desobstrucción se localiza en un caos de bloques muy inestable, por lo que se descarta su continuación por motivos de seguridad.
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Tras topografiar esta cavidad, alcanzamos finalmente la Cueva del Tío Malverano, una sima de gran belleza, desde cuya boca se disfruta de una vista espectacular de Bedmar y la Loma de Úbeda.
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Se tomaron datos parciales de la cavidad, ya que apareció un pozo no previsto que no se pudo descender por falta de material, quedando pendiente una futura visita.
En el descenso por el rodadero buscamos otra cavidad que Alejandro tenía localizada. Se georreferenció, aunque presenta poco interés y un aspecto claramente artificial. Ha sido denominada Cueva Lentisco.
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Prosiguiendo el camino, nos dirigimos a otro agujero que Mena había mostrado previamente a Alejandro. Consiste en una cavidad colapsada que, aunque geológicamente interesante, requiere una desobstrucción muy laboriosa. Se ha denominado Cueva Mena.
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Una vez georreferenciadas todas las cavidades, regresamos a la primera sima para recuperar el material. Sin embargo, no pudo ser explorada por dos motivos:
La hora se nos había echado encima.
El descensor de Eduardo cayó accidentalmente al fondo del pozo final de la Cueva del Tío Malverano durante una maniobra, y no pudo recuperarse.
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